Entre jóvenes

VIOLENCIA Y ABUSO ENTRE JÓVENES


Por Diana Fainstein

En este momento estoy abocada al cierre de un relevamiento de datos sobre sexualidad de adolescentes que surge de una encuesta que realice en un colegio secundario donde trabajo con el tema desde 1991.

La violencia esta tan naturalizado entre los pibes y las pibas, que para ir decapando esta callosidad que no permite percibir cuantas veces hacemos lo que no queremos y cuantas pocas hacemos lo que si queremos se necesita un espacio de constante reflexión y señalamiento. Aun así, con los chicos y chicas de este colegio lo vamos revisando en cada taller, y a veces hasta que no pasan por una situación francamente desagradable y violadora no se dan cuenta que ese gesto, esa frase, esa intención, esa presión por tener sexo de uno u otro modo bajo amenaza de abandono (ejemplo frecuente de varones hacia mujeres) no es lógica, ni natural.

Mayoritariamente las mujeres ceden a una relación sexual sin preservativo o a una practica que en ese momento y con esa persona no desean convencidas de haber actuado mal por seducir, vestirse atractivas, moverse libremente.

Pareciera que estos derechos humanos no se permiten.

El taller permanente de sexualidad es en un establecimiento escolar privado, laico, urbano y mixto. Trabajo todos los años ciclos de 6 reuniones con todos los grupos en este Colegio (de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, Argentina) donde conviven EGB, Polimodal y lo que queda del secundario que son 4º y 5º años. Asimismo incluyo reuniones de padres y trabajos interdisciplinarios con profesores de la casa.

Uno de los temas que nos ocupan es el de violencia, para lo que realizo reuniones de análisis y reflexión sobre la "violencia naturalizada".

Esa miradita, esa amenaza, esa frase que a veces presiona a uno de los integrantes de la pareja a tener sexo sin protegerse con preservativo o con algún dispositivo que permita un placer con cuidado. Es más, creo que resulta imposible hablar de placer sin cuidado.

Lo real es que en estos espacios que proporciona el taller de sexualidad los chicos y las chicas se detienen a analizar como se convierten en objeto de situaciones que no han elegido vivir y que son contrarias a sus ideologías.

Ya sea iniciarse con una prostituta compulsados por amigos o familiares, mandato social en los varones, o tener una relación sin preservativo o sin deseo bajo amenaza de abandono, en las mujeres.

Se naturaliza que la mujer debe tener sexo cuando el varón quiere, que de no ser así él se irá con otra, que si te vestís moderna y sugestiva para algo será, en fin se naturaliza sin reflexión. Se les hace difícil a los jóvenes ser reflexivos sin perder la espontaneidad, entienden que detenerse a dialogar sobre estos aspectos con la pareja provoca la perdida de la espontaneidad.

Sin espacios que promuevan el reconocimiento de las propias necesidades y deseos, a qué decir que sí y a qué decir que no para cada una y para cada uno, será muy difícil erradicar los hechos de violencia que se filtran en tantos actos de la vida cotidiana.

Me despido con una frase de Andre Breton: "abran sus cabezas tanto como sus braguetas".

Diana Fainstein
Psicóloga Social, Corporalista, Especializada en Sexología Educativa