9 años con el toc

Guau, tengo que admitir que me siento realmente identificado con tu problema. Yo también tuve algunas experiencias sexuales prematuras (intenté penetrar a mi hermanastra cuando tenía 6 años) y recuerdo que desde los 4 años me masturbaba frotándome el pito entre las piernas, actitud que fui abandonando por retos de mi madre.
A eso de los 12 años empecé a masturbarme viendo pornografía. La verdad, ya ni recuerdo si en un principio lo hacía representándome deseos heterosexuales porque en una de las primeras películas porno que vi empecé a sentir una inusual excitación por el pene del hombre, deseo peneano que se volvió recurrente desde entonces.
Sin ser demasiado conciente de la contradicción entre ese deseo y mi identidad heterosexual (siempre sentí y sigo sintiendo atracción por las mujeres), le seguí dando rienda suelta a la masturbación, hasta que llegados los 15 años empezaron las primeras experiencias que poco a poco fueron haciéndome entender que tarde o temprano debería enfrentar esa contradicción o se volvería un grave problema.
A esa edad besé a una mujer por primera vez en un boliche. Me acuerdo que mientras la besaba, tenía una erección indisimulable que me preocupaba que ella notara. Un año después, fui con unos amigos a un prostíbulo para recibir sexo oral. De antemano yo estaba muy nervioso, ya que sentía que esa primera experiencia sexual sería como un juicio absoluto sobre mi condición sexual: pensaba que si podía lograr una erección y eyacular, demostraría que las imágenes de deseos homosexuales en mi cabeza serían sólo fantasmas. Claro, como contrapartida, si no lo lograba, lógicamente sucumbiría ante la idea de mi homosexualidad. Sin embargo, no tuve en consideración otros factores como a mi "compañera", que con su apariencia, procedencia y atención personal no despertaba mucha lujuria en mí. Si bien logré una erección, la experiencia resultó un fiasco y no pude eyacular ni, lo más importante, disfrutar.
Al cumplir los 18 años, mis amigos me llevaron a festejar a un cabaret, con prostituta incluída. Lo más vergonzoso fue cuando pagaron un strip-tease para mí... ¡¡¡en frente a toda le gente del lugar!!! Fue un show que el "amigo" se perdió por "dormido". Después me fui a un hotel con la prostituta, a quien le confesé mi condición de debutante, sintiendo que eso ayudaría a aliviar las tensiones. Empezó dándome sexo oral, al que respondí bastante bien y disfruté (de hecho, cada vez que me dieron sexo oral, siempre me sentí excitado por más que no lograra eyacular). Pero cuando llegó el momento de ponerla, los nervios me invadieron y el "amigo" se echó a dormir una siesta. Intentamos de todo pero no hubo caso, el amigo ya no quiso despertar.
La historia sigue más o menos igual, con otras pocas experiencias sexuales frustradas (incluso un par homosexuales) y una lucha constante contra la masturbación y las fantasías homosexuales, que siento que no son más que eso, fantasías sin correlato alguno con la realidad ni las relaciones íntimas con las personas.
A pesar de eso, sigo cayendo. Admito que soy débil, y por más conciente que sea del problema y del egoísmo de mis actos, a veces sucumbo ante la necesidad de llenar el vacío con mero hedonismo. Ah, y convengamos que sumé otra adicción como la de la marihuana, contra la cual también estoy peleando (masturbarme fumado me excitaba mucho más).
Entiendo perfectamente que todas mis experiencias sexuales fueron frustrantes porque al momento de encararlas siempre iba con la idea negativa de que no podría lograr una erección, ni satisfacer a la mujer, y quedaría en ridículo. También así descubrí que sufro un profundo problema de vergüenza frente a la opinión ajena. Me importa mucho lo que piensen de mí, porque tengo una imagen desdeñable de mí mismo (aunque también hay cosas propias que me gustan). Creo que esa vergüenza está potenciada por el hecho de sentirme incapacitado para relacionarme profundamente con las personas a la ya adulta edad de 25 años, lo que me hace sentir enajenado y solitario, no apto para ser aceptado por los demás.
Es por eso que estoy acá ahora, tratando de encontrar cierta empatía para sentirme más tranquilo y poder compartir los problemas que nos aquejan. No paso de esta semana para empezar sesión con un psicólogo, que ya debería haber empezado hace tiempo, aunque cuando uno está mal suele dejar todo para después y así se pasa el tiempo.
Bueno, disculpa que me haya extendido tanto sólo para sumar otro desahogo, pero espero que te haya servido de algo. Si en una de esas tenés ganas de hablar, avisame y te paso mi e-mail.
Un abrazo grande y mucha fuerza.