En contacto con el cambio

Adictos al amor

En Contacto con el Cambio


Cuando proponemos un cambio concreto lo hacemos en función de que sirva para la reflexión, que dispare nuevas actitudes, que abra otros caminos. En la medida que se intentan las conductas distintas se reflexiona cada vez más acerca de las necesidades de establecer este tipo de vínculos.

¿Por qué uno no se da cuenta que si el otro falla un montón de veces no se puede confiar más en él?
¿Por qué uno necesita confirmar constantemente que el otro no renuncia a poseerlo a pesar de fallarle siempre?.

Ambos se descuidan como personas valiosas por si mismas y encuentran su valor solamente en tanto y en cuanto el otro se lo demuestre eligiendo su compañía en forma incondicional y perpetua.
Uno de los miembros “va andando por la vida”  en función de tener muchas personas que lo hagan sentir excepcional e irremplazable; el otro busca ser una joyita de exclusividad universal que a nadie puede antojársele no elegirla.

Cuando el amor es realmente amor cada uno ama a su manera y no es esto lo que hay que cambiar. Nadie capacitado al amor se desangra por él.

Se trata justamente de recrear las capacidades afectivas como para que se pueda amar realmente y esto significa un conjunto de capacidades que vamos a definirlas sintéticamente con dos frases:

       "Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar."
Gabriel García Márquez

            "No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo."
Gabriel García Márquez

Parecería que en definitiva ambos aman demasiado, aman demasiado la propia persona tal que solo ellos existen en el mundo. Y es un camino de soledad continua tras culmines y breves momentos de gran éxtasis.
 
Son personas que cuando hablan con amigos todo gira alrededor de sus desventuras o de sus decepciones por la cual nuevamente desechó a alguien porque ese alguien no le alcanza ni a las suelas de los zapatos. Es decir el contacto, la comunicación de a dos, el ida y vuelta, el intercambio brillan por su ausencia. Es decir siempre hay soledad.

La gran diferencia genérica, es decir entre mujer y hombre, es que los roles que se juegan son los asignados por una sociedad patriarcal: ella es la que se somete, va detrás, gira alrededor, pena, suplica, se desgarra, queda encerrada; él, en cambio, es el que abandona, el poligámico, el recio, el que rechaza, sale al mundo.
Interjuego que sigue existiendo, aunque en otra proporción, en la mayoría de este tipo de relaciones.

La otra variante es el sufrimiento de una sola vez, esto si es totalmente homologable a la ruleta rusa, un solo tiro, un desengaño cruel, único, y el abandono fue para siempre.

Expectativas de la perfección.
Adicción a ser centro del mundo. Al ninguneo. A ambas cosas cíclicamente. Es una adicción que no se puede definir tan claramente como, por ejemplo, la adicción a una sustancia: droga, alcohol, tabaco, comida. Lo que tiene en común con las adicciones de otra índole más claramente definida por el objeto adictivo es la sensación que la vida se acaba sin ello.
Esto tiene su función de reparación, ya que darse cuenta que se puede vivir sin el objeto adictivo es uno de los primeros pasos para comenzar a traspasar el camino de ir venciendo la compulsión e ir paulatinamente pudiendo quedarse sin él.

Es tan poco claro el objeto adictivo en este problema que se interpreta en un primer análisis que es la otra persona, cuando en el fondo la regularidad mayor es ese tipo de relación en el que el otro –uno o varios- tiene que estar continuamente confirmando la existencia personal.

Es así...
...es a la confirmación de la existencia personal a lo que se está adherido.
Se corre tras la evitación de que el otro lo ignore como persona, que haga de cuenta como que uno no existe, no es, no está, que es lo mismo que viva o no. Por eso el complemento son personas que le dan una validez absoluta para posteriormente ignorarlo cuyo próximo paso es desgarrarse para que vuelva a “verlo”. Para que vuelva a confirmarlo como persona existente. Del otro lado se busca como complemento gente que siempre va arrastrase tras uno para lograr que se lo acepte, entonces nunca va a sufrir el ser ignorado ya que siempre hay alguien que va a buscar semejante perfección de persona.
Pasa que para ser persona existente en estos casos se requiere ser el centro del mundo, lo más, lo mejor, lo supremo.
Si no se resuelve esto desde el trabajo de fondo con uno mismo sobre esta polaridad de querer ser lo supremo y la sensación con el consiguiente pánico a ser nadie se puede salir de la relación presente y se van a encontrar inmediatamente en otras relaciones de la misma índole, que puede ser a nivel pareja o amistad o volver a la relación del mismo tipo con alguien de la familia directa o pasar a un comienzo de relación en la etapa de enamoramiento no pudiendo salir de la misma. Este último es tema interesante para un desarrollo posterior.


Ohhhhhh que casualidad estaba por acá y entré.

Holaa, te llamo porque necesito arreglar las ménsulas del escritorio, vos no sabrías quien puede.... ah ¿vos?” (¡ooohhhhh feliz coincidencia!)
. . .
. . .

Cuando el que clama comienza a desilusionarse y a abrirse de la relación aparece el “necesario” dando pista, siempre en un momento en que menos se espera hay pista de deseo, de necesidad de algo, de ofrecer ayuda...

Las características de ser centro del mundo y superior a los demás suelen ser rechazadas por la conciencia moral personal y se ponen en juego en estas relaciones que podrían desmentir estas posiciones.

Problemáticas en el ámbito de las cualidades básicas de la personalidad Identidad e Individuación. En ambos de una pareja de este tipo.

Se pretende que la adicción del otro sea uno, pero justamente no es así. Las adicciones por la cual se abandona el inigualable placer de estar juntos es ni más ni menos que otra adicción. Es a veces otra una amante o historia momentánea u otra persona estable que puede ser la esposa o “la otra esposa”. Lo mismo los rivales pueden ir desde un animalito doméstico a un objetivo científico, pasando por el trabajo, Internet, amigos, deportes, el juego, la familia.

Los salvadores de la vida de esa “pobre criatura” es uno. Es uno el que va a brindarle por fin todo lo que nunca tuvo, mientras el otro demuestra lo “huerfanito” que es con narraciones o caritas o situaciones y a la vez demuestra todo lo fuerte que es para uno. Complejo, bien complejo.

Entendemos que toda relación es un vínculo dialéctico de a dos en las que se conjugan continuamente amor y odio. La relación va creciendo de acuerdo al peso que tengan estos sentimientos. Siempre va creciendo hacia más amor o más odio. Toda relación amorosa que se mantiene en el tiempo va sumando para uno u otro platillo de la balanza. Se pasa de etapa en etapa en donde lo que va predominando como base es el amor o el odio. Hay relaciones que comienzan con el predominio del odio. De una u otra forma en tanto el predominio del odio sea mucho más pesado nos encontramos con patologías del vínculo bueno. Esto se busca más y más y nos da como resultado esa compulsión a tener de balance una relación en donde el odio, que se siente por angustia, pánico, bronca, y en definitiva da odio y más odio, en donde ese tipo de relación es a la que, finalmente, siempre se llega. Y hay pasos, actitudes, dichos que impulsan a las dos partes a llegar reiteradamente a las situaciones sufrientes, penosas... de odio. Esto se convierte en compulsión a tal punto que cada uno se da cuenta que sus mismas acciones están impulsando a estas situaciones de las cuales al mismo tiempo se escapa.

En este juego de alguien “demasiado enamorado” y alguien que “abandona“ siempre, hay un grado de violencia mutua. Violencia que puede llegar a ser física.

Comentarios

Estimada Marta, en este tipo de relaciones es posible el cambio?
o la unica solucion es la separacion? antes de que avance demasiado?