Comunicación

Sexualidad y comunicación
desde una mirada antropológica


Queremos repasar con este borrador algunas ideas que nos sirvan para plantear problemáticas sexuales y de pareja actuales, sean estas constituidas o momentáneas.

Para empezar, algunas caracterizaciones sobre cómo podría pensarse a la sexualidad:

- como una actividad que tiene que ver con nuestra especificidad en tanto humanos.
- como una actividad altamente movilizante: tiene que ver con nuestras fibras más íntimas.
Fibras íntimas que son estremecidas por otro. Y con otro.
- como una actividad que estremece las fibras de otro, con uno.
- como una actividad que se expresa cuando nuestra racionalidad ha descendido a foja cero.
- Función, actividad, vivencia, emoción, sensación que -al decir de Foucault- "ha sido hablada pero no hablada" durante milenios, no podría pensarse sin ser contextualizada culturalmente.

  •  La sexualidad es una función del psiquismo humano:
    El hombre, en el proceso de hominización, ha desarrollado el sistema nervioso central,que -por sus funciones- determina la diferencia esencial entre éste y el resto de los animales.
    En aquel, despegarse de lo estrictamente animal es superar comportamientos que quedan, en éstos, exclusivamente determinados por lo biológico.  
  • La sexualidad desde una perspectiva socio-histórico-cultural:
    El hecho de ser la sexualidad un resultado de la interacción de lo biológico, lo psíquico y lo cultural la convierten en actividad constitutiva de los humanos.
    Dicho en otros términos, el hombre se constituye en tal, entre otras razones, por su sexualidad. La sexualidad lo define en su particularidad, individualidad y unicidad.

    La sexualidad es la "raíz de la relación de pareja"  (El todo que somos). Se despliega y alcanza su máxima expresión en el encuentro con otro. Encuentro en el que se ponen en juego los niveles más altos de goce, placer, entrega e intimidad conjunta. La sexualidad completa es una actividad de los seres humanos que condensa necesidades que constituyen a los sujetos en su particularidad, al manifestarse en modalidades eróticas conjuntas de deseo-goce, producto de las pulsiones, deseos y goces de cada uno de los implicados en la interacción sexual. Estas son razones más que imperativas para que nada ni nadie detente el saber o "el" secreto de nuestra sexualidad como bien ha destacado Foucault..

    No puede haber "secreto" sobre la sexualidad, porque la vivencia del placer sexual debe estar en, y ser de las personas. El saber de la propia sexualidad no puede ser de nadie más que de uno mismo.
    ¿Quién más que uno mismo, podría saber, mejor que uno, sobre cómo es nuestra sexualidad?

    El saber sobre los placeres, sobre los placeres permitidos y los que no, sobre los goces legítimos y los que no lo son, son saberes que ha construido una determinada sociedad, en función de la estructura que la sustenta, y al mismo tiempo para sustentarla, a través de complejos mecanismos de internalización que comienzan desde el mismo momento del nacimiento y que suelen acabar en modalidades de relacionamiento de competencia, lucha, descalificación del otro, uso del otro, sometimiento del otro con los manejos:
    te llamo no te llamo, te doy no te doy, estoy pero te puedo abandonar, te quiero pero no tanto, confío pero no me entrego, te miento, te engaño y más, mucho más de lo mismo, de terminar haciendo obedientemente, y a veces sin darnos cuenta lo que responde, desde nuestra óptica, a necesidades de los sectores sociales hegemónicos:
    someter o ser sometedios en la batalla por el yo o el otro, cuando lo esperable es el otro y yo en conjunto, en interrelacion solidaria.

    Para empezar a tomar a la sexualidad como actividad que nos constituye, como actividad en la que sólo nosotros podemos poseer los conocimientos de nuestros deseos, goces y placeres, como actividad conjunta y de entrega e intimidad máxima con otro debería hacernos:
  • Discriminar en nuestra vida sexual aquello que responde a lo impuesto y aquello que no.
  • Identificar instituciones, mecanismos sociales, grupos y personas que imponen o intentan imponernos una sexualidad no coherente con la sexualidad que se desea para sí.
  • Registrar -particularmente- modalidades comunicacionales descalificadoras asociadas a todo proceso de interacción, sea esta pertinente a la vida sexual estrictamente o a cualquier ámbito de interacción humana.

Lic. Fabiana Porracin, psicóloga y antropóloga