Lo imprevisto

Lo imprevisto

Cuando las cosas suceden
distinto de lo previsto

 
Vamos a referirnos a las situaciones normalmente imprevistas.
¿Qué quiere decir esto? ¿Por que normal o por que anormal?

Una cuestión son los imprevistos que la vida a todo el mundo nos depara y otra cuestión es vivir de improviso en imprevisto.
Esto último no permite vivir parados sobre un presente en que nos podamos mover con seguridad sobre quienes somos, que hacemos, que queremos. Tampoco nos permite trazar un futuro con proyectos mas o menos realizables.

En este artículo nos vamos a referir a la capacidad de tolerar imprevistos cotidianos ¨esperables¨.

Las dificultades al respectos son de tipo cultural general y de tipo individual.

Dificultades heredadas

Desde el comienzo de la vida sedentaria en el hombre primitivo el medio social comenzó a coartar, cada vez más, las capacidades de flexibilidad y creatividad natural.

Resultaron ser cualidades más bien infantiles que cualquier ser adulto respetable tiene que reprimir.

La determinación social, cultural y política de sometimiento, arrasan desde la infancia con la capacidad de asombro, la fortaleza de responder a lo nuevo de forma personal y distinta y la seguridad de poder autoabastecerse ante imprevistos.

Estamos plagados de ejemplos donde una situación no esperada desubica, incomoda, llevando a estados de parálisis o huida.

Hay situaciones que no cierran, experiencias inconclusas, incomprensiones de hechos, actitudes, dichos etc.
La educación con baja tolerancia a todo esto en definitiva nos crea imprevistos por la no espera de realidades ineludibles.
Desde los padres ya está la espera  que los hijos brinden este tipo de certezas, que se muevan en un margen muy delimitado dentro de lo esperado,  que sus actitudes les sean comprensibles.
Los padres de adolescentes muchas veces son el calco de esos mismos hijos cuando alrededor de los 4 años todo era seguido de un ¿por qué?.

Ante los imprevistos traumáticos y/o difíciles de resolver, la creatividad grupal logra lo que uno solo no puede lograr. Abre la cabeza, hace recuperar y fortalecer la flexibilidad.

El debilitamiento de estas capacidades no hace fácil poder responder a los imprevistos esperables.

Los imprevistos de la vida que no se esperaron jamás y que desestabilizan se convierten en verdaderos escollos en tanto haya ideas como:
¿Por qué a mí?, ¿Por qué yo?. A mí no me tenía que pasar esto.
 No poder ubicarlos en una clasificación más amplia donde esa realidad era esperable. Por ejemplo si la pareja de una persona se hace adicta al alcohol y se deteriora al punto de no poder contar con ella para nada, ubicar esta problemática en un nivel o jerarquía más amplia en las posibilidades ciertas de que la pareja pueda sufrir enfermedades o accidentes que la inhabiliten de forma similar.
Los caminos esperados, construidos desde la infancia, reforzados en la adolescencia y fijados en la primera juventud suelen ser muy firmes, teniendolos que alcanzar cueste lo que cueste.

Los imprevistos que tienen que ver con un camino de vida rígido, como ser la maternidad o el permanecer con una pareja hasta la vejez, hacen necesario una reformulación, posibilitando que surjan nuevos caminos de importancia nodal y se los registre como tales.

Hay un sinnúmero de caminos desconocidos que se nos van a presentar siempre. Esto no se suele tener en cuenta, lo  que influye para que sean menos tolerables los caminos imprevistamente truncados.

La flexibilidad, la creatividad, el humor, la coparticipación y la tranquilidad hacen de los imprevistos no solo un hecho beneficioso sino que además posibilitan encontrar (de los imprevistos) aspectos atractivos y enriquecedores.

Comentarios

buen tema.... suele pasar que no sabemos que hacer con la gente que le gusta vivir de imprevistos jajajaja