Vejez

La importancia de lo posible

Lic. Emilce Braverman, psicóloga
Karina Pierella, terapista ocupacional

A lo largo de la historia la concepción de la vejez fue tomando distintos matices. Los criterios siempre estuvieron en relación a las distintas culturas.

Para los orientales y los pueblos primitivos el viejo era quien poseía el saber y por lo tanto era respetado en pensamientos y actos.
En nuestros días la cultura light se encargo de encasillar "lo viejo" como sinónimo de desechable, aquello que ya no sirve como antes por lo tanto es dejado de lado, tirado, para poder abocar la atención a aquellas cosas que en
apariencia pueden ser de mayor utilidad.

Actualmente la ciencia nos brinda clara evidencia de que la vejez se ubica dentro de los procesos normales de la vida, un ciclo vital en la dinámica evolutiva.

Ahora bien, más allá de las meras descripciones y cuestionamientos que podamos hacernos a cerca del envejecimiento normal o patológico es valido aclarar que no necesariamente se registran en esta etapa una sucesión de perdidas en las esferas biopsicosociales, que impliquen discapacidad.

Sabemos que ciertamente existen en primera instancia cambios físicos experimentados objetiva y subjetivamente, deterioro y/o enlentecimiento en las funciones cognitivas que traen aparejadas distintas problemáticas y en cuanto a lo socioafectivo, si partimos de la connotación negativa de la jubilación, la falta de inserción y la desaparición física de los pares, se abre una puerta que contiene sentimientos de inseguridad, soledad e invalidez.

Como trabajadores de la salud consideramos que aun habiendo un fuerte deterioro podemos implementar diferentes herramientas y estrategias en forma interdisciplinaria para sostener la calidad de vida, optimizando recursos y retrasando la declinación y los desarrollos patológicos.

Es de suma importancia focalizar en aquellas creencias que asimilan la identidad solamente a lo que se realizó en la vida coartando así la posibilidad de disfrutar de un nuevo tiempo de esparcimiento e iniciación de nuevas actividades.

Dejar de lado lo que ya NO SE ES para dar paso a lo que SE ES como persona teniendo en cuenta habilidades, intereses, inquietudes y/o experiencia. Sostenemos que el impedimento de realización de algunas cosas no nos limita en términos generales.


TRES ESFERAS DE TRABAJO POSIBLES:

  1. Favorecer que a edades más avanzadas se puedan mantener los mismos niveles de autonomía y fomentar otros estimulando las áreas cognitivas y la funcionalidad. Analizando el estado funcional, discapacidad, independencia y condiciones físicas entre otros.
  2. Instalada la declinación física y/o demencia poder adaptarse a la disfunción potencializando recursos. Se utilizan dos enfoques terapéuticos:
    - Promoción de actividades diarias generadoras de satisfacción y sentido de bienestar.
    - Prevención de accidentes en el hogar.
  3. Como tercer área proponemos apuntar a la rehabilitación y restablecimiento de distintas funciones y aspectos. Un ejemplo puede situarse en modificar el medio ambiente del anciano permitiéndole llevar a cabo actividades de forma lo más independientemente posible.

Es importante aclarar que lo concerniente a los aspectos específicamente psicoterapéuticos son directamente dependiente de las funciones cognitivas, restringiéndose el campo de acción individual en caso de deterioro severo, con posibilidad de realización de entrevistas de orientación familiar.
Cada una de estas esferas pueden abordarse en forma individual, grupal o familiar a fin de permitir la reafirmación o reformulación del sentido de vida.

"COMO EN LAS DIFERENTES AREAS DE LA PRACTICA PROFESIONAL,
NUESTRO TRABAJO CON LOS ANCIANOS PUEDE SER PARA ELLOS LA CLAVE QUE HAGA
QUE VALGA LA PENA VIVIR LA VIDA
"
Willard/Spackman